Numerosos miembros de la comunidad científica han emitido este sábado un informe en el que piden al Gobierno que aumente todavía más las medidas de limitación de la movilidad y decreten un confinamiento total para evitar el colapso del sistema sanitario que podría producirse el próximo 25 de marzo.

En total son 69 los científicos que suscriben el estudio, entre los que se encuentran expertos en la dinámica y propagación de epidemias y otras áreas de salud pública, además de profesores universitarios y miembros del CSIC.

Basándose en varios modelos matemáticos, y teniendo en cuenta los casos de otros países, todos coinciden en que habrá un gran volumen de casos en las próximas semanas, y que las medidas implementadas en la actualidad no serán suficientes para evitar el colapso del sistema sanitario y, en consecuencia, la morbilidad y mortalidad del COVID-19.

Para ello piden que se de un paso más, que se abandone el escenario actual de restricción parcial de movilidad en el que se permite la movilidad laboral en un 50% y se decrete un confinamiento total, es decir, que no se permita la movilidad laboral salvo en servicios de primera necesidad.

Según el estudio, es muy importante tomar estas medidas de forma contundente antes de que la capacidad asistencial se sature, idealmente entre 2-3 semanas antes, y minimizar el impacto de la pandemia en la población española.

Cerrar las zonas más afectadas

Más concretamente, y por diferenciación de zonas geográficas, se propone el cierre de aquellas con mayor afectación del virus y aplicar el confinamiento total de sus ciudadanos, con excepción de los servicios básicos esenciales (incluyendo hospitales, centros sanitarios y de investigación), por un período mínimo de 15-21 días.

En el resto de Estado podría mantenerse el confinamiento parcial, con un seguimiento especial de las tasas de crecimiento de nuevos casos en esas zonas.

Y también la interrupción total del tráfico interurbano no esencial de pasajeros y de las conexiones domésticas aéreas, marítimas y ferroviarias peninsulares por un período mínimo de 15 días (hasta el 4 de abril aproximadamente).

Tres meses durante dos fases

En cuanto a los tiempos estipulados para combatir la pandemia, el estudio considera necesarios alrededor de tres meses y una estrategia dividida en dos fases.

La primera sería la fase de ataque (tres semanas), en la que habría que llevar a cabo estrategias combinadas de confinamiento total, interrupción laboral y el distanciamiento social.

Habilitar también un canal de compra y suministro de equipos de protección, actualmente insuficientes, para el personal sanitario que está altamente expuesto a los contagios y es propenso a contagiar (estudios recientes indican que el SARS-CoV-2 se puede propagar por contaminación de pestañas y cabellos).

Y habilitar también hoteles para el aislamiento de casos de la población general y de sanitarios, con el fin de que no contribuyan a infectar a su núcleo familiar y proteger, al mismo tiempo, el personal sanitario.

Posteriormente se determinaría una segunda fase, denominada de sostenibilidad y que duraría unos dos meses, en la que los laboratorios incrementarían su capacidad para realizar pruebas diagnósticas a todas las personas con síntomas.

También sería necesaria la creación de una aplicación móvil universal para el autoinforme de observaciones y sospechas de COVID-19 por la población y poder llevar a cabo acciones de contención tempranas y focalizadas.
Y, por último, facilitar el acceso a datos de la epidemia a la comunidad científica a fin de dar apoyo de inteligencia artificial y la creación de un núcleo de soporte desde los diferentes grupos que coordine una respuesta científica integral, objetiva y transparente.